Día de la Salud Mental

A propósito del día internacional de la Salud Mental, hoy 10 de octubre, como organización comunitaria del ámbito de la rehabilitación psicosocial e inclusión, reconocemos la importancia del trabajo comunitario y colectivo para la promoción del bienestar y para la prevención de problemáticas de Salud Mental. Estamos conscientes de que el tiempo de pandemia por Covid-19 ha visibilizado las problemáticas psicosociales de Salud Mental en nuestro país, pero también ha permitido reconectarnos con otras áreas de la vida, quizás anuladas por las exigencias o el estilo de vida impuesto en la sociedad, como el ocio, la creatividad, el arte y el autocuidado. También reconocemos que la pandemia nos ha mostrado el enorme valor que tiene el poder apoyarnos mutuamente, el cuidarnos en comunidad para favorecer nuestra salud, nuestra vida. Es así como vemos que han continuado diversas iniciativas colectivas a nivel local desde la autogestión, que apuntan al hacer comunidad. Esto, sin duda, es promoción del bienestar tanto individual como colectivo.

Nuestro propósito como organización es promover espacios con sentido colectivo en los procesos de rehabilitación psicosocial, desde valores como la horizontalidad en las relaciones, el vínculo afectivo, la co-construcción de espacios comunes, la autodeterminación y autonomía, el reconocimiento de los intereses, necesidades, saberes y recursos personales que confluyen en el colectivo. Es necesario romper con patrones de intervención jerárquicos y vivenciar las acciones desde lo cotidiano, donde compartimos tanto participantes como equipos de manera horizontal, pero desde los diversos roles que se establecen en las relaciones. Esto significa, sin duda,  un gran desafío para quienes trabajamos en Salud Mental, ya que implica, por una parte, desaprender las prácticas hegemónicas validadas tanto en la academia, como en la institucionalidad del área laboral y en general desde el tipo de sociedad imperante. Por otra parte, vemos como relevante comenzar a poner en valor las experiencias de cada práctica cotidiana que se despliega desde el contacto directo con la comunidad.

Por último, es necesario seguir visibilizando la gran deuda que nuestro país tiene con la Salud Mental, ya que aún no tenemos una Ley que regule este tema,  sumado a la falta de recursos del sistema de salud chileno junto al desafío por consolidar un enfoque comunitario que devuelva la autonomía a las personas. Debemos seguir visibilizando que la Salud Mental la construimos entre tod@s, y que finalmente se trata de ir construyendo territorios, espacios, vínculos que apunten a un buen vivir y donde seamos protagonistas con pleno conocimiento de nuestros derechos humanos y con plena conciencia del cuidado de la vida, desde un sentido ecológico.

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